La muerte de un bebé por alimentación inadecuada siembra la polémica

Lucas, un bebé belga de 7 meses, pesaba solo cuatro kilos cuando certificaron su muerte. Hace unos días sus padres se sentaban en el banquillo acusados del fallecimiento de su propio hijo. El fiscal cree que los malos cuidados que los padres le proporcionaron llegaron a provocarle la muerte. 


Entre otras razones porque a pesar del bajo peso del bebé, sus progenitores no lo llevaron nunca al pediatra. 

Los padres de Lucas son propietarios de una tienda de alimentos naturales y orgánicos, y tras autodiagnosticar a su hijo como alérgico a la lactosa e intolerante al gluten, decidieron darle únicamente leche de quinoa y una dieta sin gluten. Según ha salido a la luz, a los cuatro meses el bebé pesaba alrededor de seis kilogramos, pero a los siete meses había perdido peso, alcanzando poco más de cuatro. Fue entonces cuando acudieron a un homeópata, quien les recomendó que fueran a un hospital. Sin embargo, cuando llegaron al hospital ya era demasiado tarde. La malnutrición del bebé fue la causa de su muerte.

Dieta sin gluten, ¿nociva?
A raíz de esta noticia han saltado las alarmas acerca de la conveniencia o no de los alimentos sin gluten. Sin embargo, no ha sido la falta de gluten lo que mató al bebé sino una mala alimentación. Por eso las voces de varios especialistas sanitarios se han dejado escuchar estos días advirtiendo que es la malnutrición, o una dieta poco variada y no equilibrada, la que puede causar problemas en nuestra salud. El bebé fallecido en Bélgica no recibió una leche adecuada para su edad y sus necesidades, razón por la que estaba malnutrido. Pero un bebé no muere por comer sin gluten. De hecho,  la recomendación cuando llega la hora de introducir el gluten en la dieta es que se ofrezca a partir de los seis meses, y procurando no dar mucha cantidad en los primeros días.


De ahí que la dieta sin gluten no haya sido el problema sino la mala alimentación y que ningún médico viera al niño a pesar de que no subía de peso, una circunstancia que debería haber alertado a los padres. La gastroenteróloga Elisabeth De Greef, del Hospital Universitario de Bruselas, explicó en el juicio que es desaconsejable dar leche de quinoa a bebés ya que “no contiene las proteínas, minerales y vitaminas necesarias que un niño necesita. No se ajustan a los lactantes y, por lo tanto, no son adecuados”.

Según los pediatras, los primeros seis meses de vida los bebés deben alimentarse con leche materna, o leche adaptada de fórmula en caso de que no se dé el pecho. Pero si el bebé toma leche en biberón y esta da problemas se debe acudir al pediatra para que recomiende una leche adaptada de fórmula adecuada, ya que hay diversos tipos que pueden solucionar la dificultad que presente el bebé. En cuanto a los padres de Lucas, conocerán el fallo de la sentencia el próximo 14 de junio.

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